Había una vez un pájaro que quería ser pez. Desde las ramas de los árboles los observaba en el río y ambicionaba ( ESPERABA ) el día en que también él pudiera zambullirse en el agua y nadar como ellos. Obsesionado con su sueño, ni siquiera atendía las advertencias ( AVISOS ) de los otros pájaros.
-¡No pierdas el tiempo detrás de quimeras ( FANTASÍAS ), que lo tuyo es volar! ¡Tú eres un pájaro y perteneces al aire!
Ajeno a sus consejos, imitaba las evoluciones ( MOVIMIENTOS ) de los peces tratando de aprenderlas, sus giros, sus maneras, corregía sus movimientos y distendía ( RELAJABA ) su pico como veía hacer a los peces con su boca.
La primera vez que se lanzó a la corriente a punto estuvo de morir ahogado e igual suerte corrió en sus demás intentos.
De
la experiencia de sus fracasos, sin embargo, fue extrayendo
consecuencias y llegando a felices conclusiones. Aprendió a plegar sus
alas y adherirlas ( PEGARLAS ) al cuerpo hasta transformarlas en aletas. Más
tarde aprendió a estirar el cuello hacia adelante, manteniendo rígidas
sus patas, paralelas a su cola, y a hacer de ésta un timón con que
marcar el rumbo. Después supo almacenar en su buche aire con que ayudar a
sus pulmones, y aprendió a mudar ( CAMBIAR ) sus plumas en escamas... hasta
que, confundido con los demás peces, aquél que fuera pájaro, iba y venía
por el río boqueando su felicidad ante el asombro general.
Un
día en que se divertía nadando entre las algas del fondo del río, un
pez se le acercó y le reveló su sueño: quería ser pájaro.
Contrariado ( ENFADADO ), interrumpió su juego y le contestó:
-¡No pierdas el tiempo detrás de quimeras, que lo tuyo es nadar! ¡Tú eres un pez y perteneces al agua!
Moraleja: Aparte de nuestros sueños y deseos´debemos aprender a defender y a respetar los sueños y los deseos de los demás.
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